
Sobremesa de boda con mamá, sister morfina (pekeña! jajaja) & gran jefe brother.
Hoy le rendimos un merecido homenaje al gran poeta, músico y artista cubano Silvio Rodríguez, que sigue dando guerra con la paz como palabra, y cada palabra suya es más alta que la otra, pero nunca llega a las manos como mucho las manos llegan a tocar las cuerdas, y acaso sí, me llegan al alma, incluso más allá, más allá de donde esté la Voyager II, cerca de lo etéreo y de lo eterno a la vez, en la ciudad donde el clima dominante es el climax. Por sus textos, por su guitarra, por su manera de cantar, por todos los conciertos multitudinarios y humildes, porque sus compadres saben lo bueno que es, gracias Silvio, por tus canciones, que nunca están de más, como ésta:
Lo de menos son todos los secretos
que intuyo, huelo, toco y siempre te respeto.
Lo de menos es que jamás me sobres,
que tu amor me enriquezca haciéndome más pobre.
Lo de menos es que tus sentimientos
no marchen en horario con mi renacimiento.
Lo de menos es larga soledad,
lo de menos es cuánto corazón.
Lo que menos importa es mi razón
lo de menos incluso es tu jamás,
mientras cante mi amor
intentando atrapar
las palabras que digan lo de más.
Amoroso, de forma que no mancha,
en verso y melodía recurro a la revancha.
Mi despecho de besar a la vida
allá donde más sola o donde más querida.
Donde quiera que saltes o que gires
habrá un segundo mío para que lo suspires.
Es la prenda de larga soledad,
es la prenda de cuánto corazón.
Pajarillo, delfín de mis dos rosas,
espántame los golpes y no la mariposa.
Ejercita tu danza en mi cintura,
aroma incomparable, oh pan de mi locura.
Con tu cuerpo vestido de mis manos
haré una nueva infancia, al borde del océano.
Desde el mar te lo cuento en soledad,
desde el mar te lo lanza un corazón.
Lo que menos importa es mi razón
lo de menos incluso es tu jamás,
mientras cante mi amor
intentando atrapar
las palabras que digan lo de más.