20 octubre 2008

La Mia Vita


Te beso, luego lloro

Como un perro en una madrugada de enero entre semana,

Esculpido por el vapor que emana en las alcantarillas

Y la tenue melodía de la armónica en la esquina.

Como el seco escalofrío de una colilla en el férreo

Cenicero,

Acaricias con tu dedo mi piel de gallina,

Y yo nervioso,

Como el cuello de un gallo en el corral…

Te olfateo y me restriego por tu cuerpo

Seda de aceituna,

Por tu pecho en conserva de melocotones en almíbar

Como un lindo gatito que muerde y lame para jugar.

Me entrego, me encierras en la cárcel de tus brazos,

Y preso voy… si soy adicto a ti,

A la saliva del veneno en labios menores,

Entre tus piernas, abiertas como el plumaje del pavo real

Como si fuera al mismo tiempo la primera y la última vez

Que amo, como un caracol en espiral recorriéndote la espalda

Tras la tormenta, y crujiéndonos los huesos finalmente abrazados.

Te beso, luego lloro

Con la sonrisa del ladrón en el callejón sin salida,

Abatido… bajo el edredón sudado, vida mía.

Tú mismo

Volverán a las calles otrora caminos, mañana quién sabe... el vértigo de estarse quietos, cuando el mundo que gira te ponga en aprietos...