23 octubre 2006

El diván común (del Doctor Amor)


La silla donde reposan mis ideas no tiene respaldo
le falta tu espalda
a la mía... la tuya
y a las mías... las tuyas.
Aquellos ideales más rápidos que el presente
cuando se presenta radiante, sin avisar
como el vestido de tu sonrisa de dama de honor
de toda mi vida, de todas... tú todas
Reina.
Como que siempre tengo que esperarte
y siempre con retraso apareces a tiempo.
A veces, lo prefiero, llegas tarde pero corriendo
y cruzas el paso de cebra...
sabiendo perfectamente dónde estoy mezclado,
entre todo el tráfico de gente que anda con sus cosas
con la cabeza baja en pensamientos dislépsicos.
Yo sin embargo, cansado e inmóvil
sólo pienso en ti, y no temo
aunque tiemblo por estar colapsado
con mis cosas que son tus cosas.
Nervioso por hacerlo lo mejor que sé...
¡dame un beso, duérmeme!

3 comentarios:

Robert dijo...

Un buen poema. Un abrazo!!

Anónimo dijo...

sí, siempre te adivino, te encuentro!
con la mirada perdida, tú entre la multitud…
donde el tiempo parece haberse detenido
aislados en dos burbujas que se encuentran,
al choque vivimos en un único espacio
atemporal (aunque de repente son las 12)
para los dos
mientras el mundo sigue

rinnng!
(te estoy viendo en la esquina esperándome…jajja)

Anónimo dijo...

Gracias por cumplir tu promesa.No me canso de leerlo...

Tú mismo

Volverán a las calles otrora caminos, mañana quién sabe... el vértigo de estarse quietos, cuando el mundo que gira te ponga en aprietos...