01 mayo 2009

El Atajo de los Tardones


Al tajo que nos da el Guadiana

a los ahogados de la tierra tediosa,

a las novias a la fuga de Alcatraz

a los maridos de las mantis religiosas.

A los recuerdos que emanan de El lago azul

a los que bailan bajo la lluvia un requiem

a los adictos a la vida hasta la muerte,

a los que ganan la lotería sin jugar

a los valientes de la ducha de agua fría

a los que no son ni saben que no serán.

A la torticolis de la cama ajena

a los maestros de la infancia extraviada

a los que piensan en ningún sitio como en casa,

a las que muerden y queman los cubitos de hielo.

A los retirados que volvieron por amor al arte,

al arte, al amor, al arte y al amor por la música.

A los labios con ojos cerrados que me exploraron

a la mano de la palmadita en la espalda...

a la mía, que te la acariciaba mientras te quedabas dormida.

Al borrón del carboncillo que nos define

al trazo de horizonte en el que fuma tu mirada,

a las chepas que cargaron todo el peso del pasado

a las palabras que nunca dijimos... ni escuchamos.

A la sonrisa de ése alguien que se acuerda de algo

al momento cuando olvidas lo que estabas comentando.

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Tú mismo

Volverán a las calles otrora caminos, mañana quién sabe... el vértigo de estarse quietos, cuando el mundo que gira te ponga en aprietos...