05 septiembre 2016

A SOTAVENTO

Refugio el atisbo del pensamiento

que no es casi y pasará

como la pelota de los niños al recreo

de una madurez futura,

que carga todo el peso del pasado

como una hormiga su miga de pan.

A sotavento

cocino calmado el suculento ayuno

del olvido menos de respirar,

también los pólenes que el viento del azar

ha emigrado a este rincón sin castigo

en el más acá.

A sotavento

 pasaré hambre y no frío

si el hombre es el principal culpable

de ser su propio asesino,

si prefiero levitar con una calada de emoción,

acariciarte con toda mi piel de gallina

cuando duela el amor.

A sotavento

cual lagartija amputada brotaré

por los escondrijos de los que guardan silencio

y no creen en la fe de ellos mismos

sino en el abismo de la verdad, pues

¿qué es la realidad sino la mentira de cerrar los ojos


y desviar tu mirada apenas un instante de nada


aunque te golpee el viento a sotavento?

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Tú mismo

Volverán a las calles otrora caminos, mañana quién sabe... el vértigo de estarse quietos, cuando el mundo que gira te ponga en aprietos...