24 abril 2010

La Última Cena

Ahora que has venido ya casi te vas,

debemos estar equivocados cuando dejamos escapar

lo que nos hace bien,

como despestarse cuando uno justo acaba de coger el sueño.


Van a pasar los días como quién enciende un cigarro,

al llegar la noche, al doblar la esquina

no vas a estar.

Pero he de admitir...

que por fin he logrado entender algo:

basta una mirada para que respirar merezca la pena.

Quiero conservar en mis manos el tacto de tu piel

y que no se me olvide de vez en cuando barnizar mi vida

como el brillo de tus labios.


Aún parece que te estoy viendo,

cómo te retuerces en la cama

y como después de la última cena buscamos la caricia

como el gato a su amo.

Yo aún te observo en silencio

mientras preguntas qué me pasa.

Perdóname pequeña pero no acabo de creérmelo,

aún estás aquí durmiendo a un lado, y al otro...

donde siempre dejas tu recuerdo.

Hay cera derramada... y al menos hoy

tampoco pretendo cambiar las sábanas.

No hay comentarios:

Tú mismo

Volverán a las calles otrora caminos, mañana quién sabe... el vértigo de estarse quietos, cuando el mundo que gira te ponga en aprietos...