24 febrero 2008

Mi techo (de menos)

Gracias por todo el legado, genio.

Dejé atrás los paisajes en agua fuerte
Como un cuervo en el entierro del enterrador.
Fui asumiendo la naturaleza de ser muerto a ser vivo.

Dejé atrás lo ya lejos, a ciencia cierta


Mi oportunidad había pasado.


Te elegí como el azafrán al amanecer


Y te dejé escapar por si querías ser libre.


Ahora sé que no te tengo,


Ni en el aroma del café que nunca nos tomamos


Ni en la fotografía que nadie nos hizo


Ni en las cartas que no nos escribimos


Ni en las palabras contadas que jamás nos dijimos.


Si fue el todo o la nada, esperando en un arcén


Como un autoestopista que huye de su destino.


Hubiera preferido quedarme en el sitio, tal vez


No rastrear inútil el perfume de saber dónde estabas


Regalando tu sonrisa, tu tacto inocente, tu caricia leve


Por mi pelo raso, tu manera de andar siempre entre algodones


De alfileres, tu piel sedada inventándose la lengua.


Erguido en tus caderas a punto de nieve y caramelo,


Frente a ti, cabizbajo de vergüenza y a ti derecho


Buscando el abrazo, todo mi techo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"Erguido en tus caderas a punto de nieve y caramelo,

Frente a ti, cabizbajo de vergüenza y a ti derecho

Buscando el abrazo, todo mi techo."

Quería remarcar este final, que me parece increible - a parte de su significado - por lo genial que suena, por lo poético de la organización de las palabras. Creo que a veces ahí está la diferencia entre poesía y Poesía con mayúsculas, en la forma cómo colocamos cada palabra. Puede parecer una cuestión idiota a veces, incluso secundaria cuando la escritura nos pilla sumergidos en sentimientos y pasiones que se convierten en lo único imprescindible, en lo único importante, en la base del poema. Pero la forma cómo lo decimos nos puede hacer disfrutar tanto o más que lo que decimos en sí.
Asi que con todo lo insano de la envidia diré que ojalá lo hubiese escrito yo antes.
Felicidades! porque los finales son casi tan complicados como los principios.
Un abrazo,

Anna

Anónimo dijo...

Es preciosa.

Nosotros tampoco nos tomamos nunca ese café...

Besips.

(Te sigo leyendo)

Anónimo dijo...

Revisión de la Hacienda de los Poetas: Ok.

Besos, Lorena

Tú mismo

Volverán a las calles otrora caminos, mañana quién sabe... el vértigo de estarse quietos, cuando el mundo que gira te ponga en aprietos...