
Dejé atrás los paisajes en agua fuerte
Como un cuervo en el entierro del enterrador.
Fui asumiendo la naturaleza de ser muerto a ser vivo.
Dejé atrás lo ya lejos, a ciencia cierta
Mi oportunidad había pasado.
Te elegí como el azafrán al amanecer
Y te dejé escapar por si querías ser libre.
Ahora sé que no te tengo,
Ni en el aroma del café que nunca nos tomamos
Ni en la fotografía que nadie nos hizo
Ni en las cartas que no nos escribimos
Ni en las palabras contadas que jamás nos dijimos.
Si fue el todo o la nada, esperando en un arcén
Como un autoestopista que huye de su destino.
Hubiera preferido quedarme en el sitio, tal vez
No rastrear inútil el perfume de saber dónde estabas
Regalando tu sonrisa, tu tacto inocente, tu caricia leve
Por mi pelo raso, tu manera de andar siempre entre algodones
De alfileres, tu piel sedada inventándose la lengua.
Erguido en tus caderas a punto de nieve y caramelo,
Frente a ti, cabizbajo de vergüenza y a ti derecho
Buscando el abrazo, todo mi techo.