Alguna noche bajo la Luna
de brillo y sombra,
por la playa te deslizas
como una sábana de caricias
y el mar en calma te roza
de a poco, con alboroto.
Alguna madrugada
cuando el agua está callada y duerme,
inventas en el silencio del pensamiento
vidas que den que hablar,
que te acompañen como una concha
de inofensivo tacto.
Algún atardecer…
creíste ser medusa varada
y moribunda en la arena
respirabas, esperando tu ola,
que siempre volvía sola
y se marchaba sin ti.
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