no estoy solo,
aunque me siento al pensar que te vas a ir lejos
una vez superado... el punto de no retorno.
Sí, soy un egoísta,
me duele más admitir que no soy el único
al que vas a querer,
y más la certeza miserable porque ambos
no somos capaces de hacer nada.
Algunas personas no cambiamos,
tropezamos incansablemente en la misma
piedra caliza, gris y afilada, preciosa.
En ciertos días, eternetamente meses...
ya van años, en la cabeza no existe otra cosa
que tenerte aquí.
¿Para qué explorar más deseos?
El resto va a salir solo...
si te veo, ya todo es perfecto.
Pero siempre hay un pero
en el lento trasiego pendular
de la gente que va y viene por mi vida,
que nunca se queda.
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